Esta consulta es recurrente en padres preocupados por mudanzas, cambios de colegio, separaciones y demás.
Es muy común que el adulto oscile entre una culpa dolorosa por no poder evitarle al niño el sufrimiento y la compensación de esa ansiedad con razonamientos defensivos que se podrían resumir en frases como “los niños se acomodan más rápido a los cambios”, o “los chicos se adaptan sin tanta angustia como uno”. Este tipo de enunciados, emitidos a modo de sentencia firme, deja en jaque a todos los que no encajan y muchas veces invitan a reflexionar acerca de las contradicciones que tenemos naturalizadas y no cuestionamos.
¿Por qué los niños se adaptarían mejor que un adulto a algo nuevo? Ellos no pueden poner en palabra como nosotros lo que sucede. Entonces, la cuestión no está en medir la vara del sufrimiento, sino en anticipar, para grandes y chicos, todo lo que se avecina y así, tener más herramientas a la hora de afrontar la incertidumbre.
Sin dudas, somos los grandes los responsables de acompañar saludablemente los procesos de cambio que, de seguro, no serán gratuitos, ni para adultos, ni para los niños.
¡Ánimo! Solo con la previsión, la atención a las emociones y la contención, vamos ganando terreno y equilibrio para estar fortalecidos y mermar el cimbronazo a toda la familia. No podemos evitarles la angustia de transitar cambios, lo que sí podemos es estar disponibles para ayudarlos a que se adapten de forma saludable.
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